Francisco Muñoz Soler nace en Málaga para el mundo, pues ejerce como poeta global, porque ha leído y sigue leyendo sus poemas y edita sus libros en distintos países tales como Estados Unidos, México, Cuba, El Salvador, India, Turquía, Italia o Portugal entre otros.
Su obra ha sido traducida al sueco, italiano, ruso, bengalí o chino, por citar algunos de los idiomas en los cuales los poemas de Francisco Muñoz Soler han sido traducidos.
Nuestro poeta, al cual tenemos el honor de tener entre nosotros, es un poeta esencialmente humano; en él el hombre ocupa un lugar de privilegio, un lugar resaltado por su condición de persona capaz de transmitir sentimientos que le definen como ser humano, capaz de restaurar comportamientos perdidos en su trayectoria a lo largo de la historia.
Francisco Muñoz Soler no escatima en mirar a su alrededor, indagar en sus raíces y trasladar al mundo aquello que contempla en sus viajes y así profundizar en la esencia humana.
El vocabulario de su poemario es valiente y nos deja su testimonio de poeta- viajero y experimentado, de ver en la vida un desglose de las diferentes formas de ver y observar la vida desde la fragilidad de lo puramente humano hasta la injusticia, desigualdad e incluso crueldad que pone en jaque la belleza, sensibilidad y valores que confirman nuestra realidad.
A Francisco Muñoz Soler se le atribuye desde la crítica un yo lírico siempre comprometido que indaga en la honestidad, la belleza y la sensibilidad.
Signo y Presencia es el compendio de todo lo expresado.
El libro se divide en siete apartados, donde los poemas son el medio transmisor del contenido que pretende poner en valor nuestro poeta; bien sea el arrojo, sucesos que acontecen en el devenir, la máscara que nos envuelve para ser quienes quizá queramos ser, la ética, la indeseada guerra, la tierra que habitamos o la vida como un derecho que nos pertenece.
Los poemas de Signo y Presencia son envolventes y necesarios para acercarse a una poesía auténtica, llena de valores y necesaria.
He elegido uno de los poemas del libro para leerlo ante ustedes, sabiendo que no es el único poema espléndido y reconfortante de este libro, pero es uno de ellos, y como muchos otros, capaz de transmitir la belleza seductora que encierra la poesía de Francisco Muñoz Soler.
Como un mar transparente de luz
Como un mar transparente de luz penetra en mí,
convirtiendo la extensión de un centellear
en signos profundos hasta alcanzar mi sangrado intangible.
Es tanta la fortaleza de su naturaleza,
tanta la fluidez que emana su equilibrio,
que alimenta lo sustancial que me concibe.
Mis ojos, con calculado afán,
absorben todos los matices,
los acomodan con cuidado
para ensamblarlos en mi seno
y como semillas
germinan en atrayentes pistilos,
que como abeja mi espíritu convierte en néctar.
Un rico panal, un milagro que me alimente,
que su agradable olor me recuerde
la higuera de mi infancia,
su sabor perenne en mis labios,
los aromáticos silencios de las tardes
a veces rotos por las chicharras.
En ese sosiego,
recordar los atrevidos pájaros
picoteando el dulzor de los higos,
con sinuoso vértigo,
pájaros que se refugian entre las ramas cantando,
instándome a sentir la fuerza de la tierra.
Y respiro profundo
mientras atravieso los cielos de Suecia,
observando mis cicatrices que me recuerdan
que obedezca a lo esencial
porque me espera el olvido
cuando huérfano de tiempo
yo sea ceniza de eternidad.
No quisiera quedarme en mostrarles un solo poema, pero creo que es el acicate necesario para invitarles a seguir leyendo Signo y Presencia. Un libro abierto a la sensibilidad humana y a la trascendencia de la palabra que cabalga en distintos idiomas con un único objetivo: llegar a conciencia.
Apunta la poeta y crítica literaria Balbina Prior:
‘La materia poética siempre se encuentra relacionada de una manera u otra con la experiencia vital de su autor’ para llevarnos en cierta medida a la conclusión de que la materia poética de este libro es “el viaje” como término absoluto y en todas sus consecuencias.
Yo apuntaría que parcialmente comparto este planteamiento, pero lo matizaría con un apunte para precisar que la poesía de Francisco Muñoz Soler es ante todo humanista y nuestro autor conduce el humanismo a lo largo de todos sus viajes llevando un viento fresco en todas sus visitas geográficas. Luego hay un conjunto indisoluble: geografía y valores humanos en la poesía Francisco Muñoz Soler.
No es fácil asociar la conjunción Erasmus – Ganivet, pero en el libro de Francisco Muñoz Soler tenemos un firme aspirante para llegar a asociar humanismo con viajes. Llegando nuestro autor a inocular el valor del humanismo en todas y cada una de sus estancias en diversos destinos geográficos; ejerciendo como diplomático de la palabra. La no frontera sería una de las características más acentuadas en la obra de nuestro poeta, pues sus versos llegan igualmente y con la misma frescura e independencia a Suecia o Italia que a China o la India.



