LA INCIERTA SUPERFICIE, 2011 por Manuel López Azorín

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Francisco Muñoz Soler (Málaga 1957), poeta con una amplia obra publicada no sólo en España,

también en Cuba, Venezuela, Estados Unidos, México, Perú… me envío su última antología, por

el momento. La incierta superficie. Colección Sur, La Habana-Cuba 2012.

La poesía de Francisco Muñoz Soler es, me parece a mí, poesía de pensamiento, una poesía de

materia filosófica, íntima, inquieta, una poesía de emociones y de dudas, una poesía en la que

el tiempo, su trascurrir, juega un papel importante, una poesía que invita a la reflexión y

en la que se advierten huellas de grandes poetas, fuentes que son necesarias para beber en 

ellas y luego escribir poesía, matices de inspiración en una lírica que trata de ahondar en el

misterio vida a través de una incesante búsqueda de respuestas, a través de cuestiones en las

que interroga, a través del paso del tiempo, a través del amor, del hombre, y de la vida.

Un poeta que nos ha dicho: Desorientado con vaivenes de cometa/ aturdido pero íntimamente

consciente/ de que no soy material sin lucidez/ sino un ser humano que busca su realidad. Un

poeta que nos ofrece una obra con ritmo y hondura para hacernos reflexionar sobre la

existencia. Un poeta que, a través de sus poemas, parece pensar que la poesía puede mejorar

el mundo y puede hacernos mejores personas, al menos soñarlo ya es importante.

En las palabras previas a La incierta superficie, tituladas Shangai&Kabul&Francisco, Miladis

Hernández Acosta nos dice: Mostrarse entusiasta por la poesía, la amistad, la palabra, la

solidaridad entre los hombres, ha sido y es su destino. Para Francisco Muñoz Soler parece que

vida y poesía son una misma música, una misma cosa… un ejercicio constante/ un dejarse

llevar y a la vez retener/ las complejas esencias/ de nuestras emociones y sentimientos.

Con una poesía intimista, a veces impactante, reflexiva y metafísica, en sus poemas transita

la esperanza a través del amor, un amor doloroso a veces, pero amor al fin: Duro es errar por

soñar/ pero más duro es errar/ por no haberlo intentado/ duro es errar por soñar/ pero más

duro es no haberlo soñado/ si se ha de perdonar/ es a un enamorado. Navega Francisco

Muñoz Soler por ese río de la poesía con una barca lírica y estética de noble ingenuidad

utópica y de asombro, y una enorme sed de buscarse a sí mismo, de caminar para sentirse

vivo, de soñar y al mismo tiempo, solidarizarse con el hombre y su existir. Un existir único, a

pesar de que a veces se nos muestre como pesadilla y otras como un hermoso sueño.

Me quedo con lo hermoso/ (Nos dice) con la emoción/ de ese acontecer de autónomas/ fibras

internas/ que olvidadas tenía/ y que sólo percibía en otros/ sentirme vivo/ aunque la

intimidad/ no pueda sustraerse/ desabrida sensación/ de desencanto.

Francisco Muñoz Soler trata de vivir, de soñar, de buscarse, y de buscar en lo íntimo y colectivo

Trata de vivir, de navegar por el río de la vida, por el de la poesía restituyendo, restituyéndose,

trata de buscar una respuesta (sobre la muerte, la vida, la sombra la luz… Trata de poner los

ojos en el infinito, trata, como bien dice Miladis Hernández Acosta al final del prólogo de

vencer la incierta superficie (plano subjetivo, zona de la conciencia), del pensamiento … trata

de sentir, pensar, vivir… de ofrecernos, en sus poemas, cargados de desaliento a veces,

un poco de aire y esperanza.

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FRANCISCO MUÑOZ SOLER

Poeta español con una amplia obra publicada en países como España, Portugal, Italia, México, Suecia, Estados Unidos, India, Cuba, Turquía, Perú, El Salvador, Venezuela, Honduras, ha sido traducido al inglés, sueco, francés, portugués, italiano, ruso, turco, árabe, griego, rumano, macedonio, uzbeko, búlgaro, asamés, bengalí y chino.

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