Hace un tiempo escribí un articulo sobre el poeta malagueño Francisco Muñoz Soler, como
era de esperarse, él ha continuado trabajando y hoy, después, de haber leído varios de sus
últimos poemarios, les traigo una mini revisión de ellos.
Les daré una pequeña introducción para animarlos a acercarse a la obra de este importante
poeta de la cultura andaluza.
ÍCARO
En este poemario no solamente hace referencia a la legendaria historia de la Mitología Griega
en su título, sino que además presenta una serie de poemas altamente inspirados en los
reveces amorosos y familiares que se deshilachan de esa tremenda pero alucinante historia.
La entrada del poemario es monumental citando a Antonio Machado y sus <<Otras canciones a
Guiomar>>, el poeta se adentra en un universo de ficción y romanticismo. Donde se destacan
los poemas sobre el amor que nunca llegará a alcanzarse y los deseos que jamás se
consumarán, a menos que se produzca un milagroso accidente.
La desdicha se juega el protagonismo de todo el poemario. En la mitología, Dédalo es
castigado por desafiar las leyes divinas acostándose con una esclava. Y es condenado junto con
su hijo, Ícaro, a permanecer entre rejas, alejado del mundo. Durante su encierro decide
construir unas alas para que él y su hijo puedan escapar. Pero a Ícaro no le bastaba con
alcanzar la libertad, quería conquistar el paraíso. Y al intentar hacerlo se acercó demasiado al
sol y sus alas se derritieron, y cayó al mar. Esto hundió a su padre en la más honda tristeza.
De esa tristeza tan presente en las tragedias griegas se nutren las páginas de este poemario
donde la voz poética se siente desesperada. Y es tal su sentimiento de desasosiego,
llega a decir:<<la felicidad
siempre será un ángel
que cabalga en otros>>
A lo largo del poemario aparecen reiteradas citas a Octavio Paz y guiños a ciertos aspectos de
la historia griega, sin perder la conexión con este habitable y lleno de intrigas. A su vez, Ícaro
podría representar una analogía al vuelo errante de los hijos que buscan para sí un horizonte
diverso al que sus padres planifican para ellos.
ALMA ENTRE ALMAS
Algo que siempre me ha interesado es el tema de las experiencias extracorpóreas y
posiblemente este libro puede hacer una pequeña introducción a ella. A la capacidad del
alma de vivir en muchos sitios, de habitar otros cuerpos, de viajar a otros mundos.
En el prólogo de este poemario escrito por Carlos Sánchez Antonegui, se hace una pequeña
introducción al concepto de campo magnético, ese lugar aparte donde tienen lugar las
reacciones profundas del alma. Y el poemario parece movido por la búsqueda de ese estado
en el que la propia alma puede conectarse con la esencia del universo, con otras almas y
sentir en las experiencias de otros individuos. Podríamos hablar de la búsqueda de la empatía
con otras vidas, con otras situaciones, desde una perspectiva única, solo posible a través de
la poesía.
Pero esa búsqueda puede ser escabrosa, porque para encontrar la propia voz es un universo
que no es el que habitamos o en las experiencias ajenas, es necesario primero tenerla en la
propia existencia. Y para ello hay que hacer un trabajo de profundización exacerbado. Todo
esto queda en evidencia a lo largo del poemario, el duro trabajo del poeta y la necesidad de
cubrir de palabras propias la vida de otras personas.
Me quedo con una estrofa que me ha parecido interesantísima y que, posiblemente pueda
definir la esencia del poemario:
<<Hay escenas que se retienen en la memoria
en playa Negra sobre las peñas
el aire salino sobre mi cara y mi cuerpo en cruz
la libertad en la hondura de mí mismo>>
Cabe mencionar que el libro concluye con un poema intenso llamado <<Como siente el alma a
su persona>>, en el cual puede ahondarse en ese limbo al que muchos individuos son
condenados a vivir, en una de las enfermedades degenerativas más terribles, el alzheimer.
ESENCIAS
<<Tengo la impresión
de haber perdido
la referencia inmediata
de mi vida>>
Al concluir el poemario busqué un poema que resultara identitario del libro en su conjunto,
y esta frase me ha convencido completamente. En ella se percibe la desazón que empapa
estás páginas y la necesidad augusta del poeta de aferrarse a algo, sin encontrarlo.
Debo decir que este es el poemario de Francisco que más me ha gustado. No puedo evitar
mencionar el poema de Alejandra Pizarnik. El mismo presenta palabras escogidas
vigorosamente, palabras que amotinan el universo de Alejandra contra estos versos: acero
y transparencia. Simples términos que al leer la obra de Pizarnik se te meten en los huesos,
como lo dice Francisco, y llegan a convertirse en un sinónimo de una de las poetisas más
relevantes de la poesía de los últimos siglos.
Cabe mencionar que a lo largo de todo el poemario aparecen diversas citas de Alejandra y el
tono del poemario podría referirnos inexorablemente a la poesía de ella, por sus colores ocres
y el triunfo de la desesperanza por sobre la vida y los deseos de aferrarse a ella. Aunque, en
este caso, sobre el final nos encontramos con un hálito de luz, poemas de esperanza en el que
se confirma el amor entre el padre y su hijo, y las distancias parecen esfumarse.
ZONA CERO
<<Zona Cero>>, un concepto muy ambicioso y a la vez intrigante para los que amamos las
letras.
Según Roland Barthes, la búsqueda del estado puro, de ese espacio donde la poesía no se
encuentre envilecida por las costumbres e ideología del autor, es una tarea condenada al
fracaso desde el preciso nacimiento. No obstante, a lo largo del tiempo múltiples poetas han
intentado acercarse a ese lugar, despojándose de todas sus convicciones para escribir desde
la frontera. ¿Acaso se puede?
Para Barthes no existía una zona cero porque todo discurso lleva en su esencia un sentido que
le es dado por hablante. Cuando escribimos hablamos de lo que sabemos, y cuando leemos
también escribimos y contaminamos las palabras de nuestros preconceptos. No existe la
objetividad porque el lenguaje siempre despide subjetivismos propios de los hablantes. Sin
embargo este poemario parece la búsqueda de se punto alfa de la poesía, donde las palabras
se encuentran y abrazan y van buscando su propio camino.
Zona Cero es un libro que nace de ciertas expectativas autobiográficas del autor y se eleva al
lector para salir de ese universo donde las cosas no tienen profundidad, para acercarse al
espacio donde lo emocional juega un papel fundamental.
Por otra parte, esa zona cero podría establecerse como una analogía de la relación padre e hijo
(podría decirse que es una de las inquietudes fundamentales del poeta), la cual se rompe a
causa de la distancia y llevará a construir una nueva perspectiva, acaso una nueva relación
entre ambos. Y será la poesía la herramienta capaz de aunar los límites de las fronteras de
cada individualidad. Como bien lo dice José Luis Pérez Fuillerat en su prólogo:
<<La poesía es el vehículo más idóneo para salir del laberinto, renaciendo siempre de nosotros
mismos>>.