(Autor: Francisco Muñoz Soler)
Edit. Caligrama. España, 2019
INMACULADA GARCÍA HARO
VICEPRESIDENTA DE GRUPO ALAS
Francisco Muñoz Soler nos ofrece en su poemario ELOCUENCIA DE SILENCIOS (Edit. Caligrama. España, 2019) una reiteración de los temas recurrentes en su obra bajo el denominador común de su pasión vivencial por la poesía como elemento de compromiso humanista.
En la primera parte del libro, bajo el epígrafe que toma de un verso de Antonio Colinas, UNA FORMA DE SER Y ESTAR EN EL MUNDO, Muñoz Soler reflexiona sobre su posicionamiento como poeta que, desde el compromiso con el ser humano y su vertiente existencial, considera la poesía una “elección de vida /mi posicionamiento en el mundo, / manifestarme en la palabra /y en los silencios”.
A continuación el poemario se introduce en los vericuetos de las realidades terribles de la que Muñoz Soler, poeta viajero e infatigable, ha sido testigo ocular y presencial. Partiendo del poema LA MUJER DE LOT, un auténtico testimonio de afirmación del derecho inalienable a la libertad y al ejercicio de la voluntad individual, en el segundo apartado del libro que titula EN LA LUCHA POR LA DIGNIDAD NO HAY DERROTA, da voz a los que no se oyen pues el silencio es elocuente cuando se establece un pacto para invisibilizar la terribles situaciones: “una mudez que alumbra el silencio del pesar de la cicatriz y su / sangre…”. Sucesos como las tumbas descubiertas del movimiento estudiantil de Méjico, las pateras que atraviesan “un espacio de sombras sin huellas /el espanto une el cielo y el abismo, / la codicia lleva a la muerte a los débiles”, los sucesos acaecidos en Wislawa (Cracovia) en 1986 en represión al Sindicato Solidaridad, o el maltrato hacia la mujer, vertebran el testimonio de su conciencia.
En esta línea continúa en UNA TIERRA DONDE LAS AURORA ARROJAN CANCIONES MUDAS, un revelador testimonio en el que “la basura inunda los arcenes, terrales que separan del matorral/entre ellos, hogares donde la/ pobreza es dueña desde el principio de los tiempos y la violencia ordena el tránsito de los años/de sus moradores”. Muñoz Soler echa por tierra con su testimonio todo la estetización generalizada que impregna nuestro entorno. En palabras del crítico de arte y profesor de filosofía Arthur Danto “Este mundo es exageradamente bello. Bello son los productos empacados, la ropa de marca con sus logotipos estilizados, los cuerpos reconstruidos…Hasta los cadáveres son bellos cuidadosamente envueltos en sus fundas de plástico y alineados al pie de las ambulancias. Si algo no es bello tiene que serlo. La belleza reina”[1] Con una poética desgarradora describirá el drama diario vivido en El Salvador, donde las Maras mantienen al país sitiado en el terror en el que el poeta recorre “Caminos descarnados y amargos / devastados por tempestades de espantos:/ conducían a ninguna parte, /donde la piedad desciende con la sangre/ de vírgenes tatuando la tierra” y donde ha conocido mujeres captadas por las MARAS que, como rito iniciático, son violadas en grupo. En el poema SEIS MIL SEISCIENTAS PERSONAS describe el dato fidedigno del número de personas fallecidas de forma violenta en el país.
Pero a pesar de su poesía comprometida desde la trinchera donde el yo y el otro se funden indisolublemente en la obra de Muñoz Soler no reina la desesperanza. Su obra y su vida, en palabras del autor, “pivota alrededor de la poesía y el amor a mi hijo”, al que dedica el cuarto apartado del poemario bajo el título MI ÁNIMA TIENE EL MOLDE DE SU LUZ, uno de los escasísimos ejemplos de poemas de amor de un padre a un hijo. Y, por último, el poemario se cierra con el esperanzador mensaje de SENTIR CADA DÍA COMO UN REGALO en el que este poeta, prolífico y cosmopolita, que ha sido traducido a numerosos idiomas y que se define como un autodidacta compulsivo que ha devorado, vampirizado y destripado a todos los poetas que ha leído, nos ofrece su acción trasformadora en estrofas como esta: “Debo invertir el espacio y resbalen sus espejismos ,/ que lo tangible quede intacto y fluya sereno, / que el rumos que presiento sea benéfico”.
[1] A. Danto, The Artworl. THE JURNAL OF PHILOSOPHY, 61