La Densa Corporeidad de mi Memoria o El Sabor de las palabras.

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp

Según Anaxágoras de Klazomene, lo denso y lo húmedo, lo frío y lo oscuro, se reúnen hacia el centro, mientras que lo raro y lo cálido se dirigen hacia la región externa. Esta idea de lo denso, de la corporeidad que puede asumir el pensamiento se enraíza en la poética de Francisco Jesús Muñoz Soler con un acento conversacional. La región externa donde preagoniza este poeta deviene con una sellada obsesión por desvelar la memoria. Entiéndase la memoria que recrea la materia, lo corpóreo, la separada sustancia, la intermitencia de lo vivido en un tempo real, mitigado por los hallazgos, por el avizorado ritmo de tropezar con la realidad más descarnada, de profundis vivir en el desaire, en la molestia del dolor que ha sopesado en el mismo epicentro de las cosas, en los límites inmanentes de la sobrecarga humana.

Detengámonos no solo en sus cosmovisiones, sino en la espontaneidad de su decir, en la acometividad de este discurso, en el dinamismo que caracteriza este libro fundamentado en el fecundo ethos del lirismo español. Contrasta igualmente su prodigioso batallar en busca de una estética precisa, ávida. Atenta en reclamar las experiencias vitales.

Respiro en este poemario el legítimo ambiente de Juan Ramón Jiménez. La invocación de la naturaleza, el verso equitativo, la futuridad que transcribe en sus indagaciones y recreaciones. Esta contención estilística proyecta, de la misma manera, otro eje hacia Cernuda, influencia y correlato para enmarcar su postulado sin que, la exaltación de esto, haga excesos en la condición del hacer y del decir.  Subsiste cierto tono externo de un interlocutor que domina las formas, que recrea una atmósfera donde la permanencia de las sensaciones adquiere un corpus que consigue evidenciarse sin restricciones bajo un canon posvanguardista. Asimismo la pretensión es intimista, contemplativa, el imaginario sobrepasa las experiencias. Hablo de un destino que busca la urdiembre secreta de los fenómenos a través de las palabras. Enfoco el pregusto, el sabor del comentar, la voluntad del hablar, de entornar  todo lo que descubrimos o perdemos.

Paradójicamente Francisco ansía la intelección con lo indefinido, se apasiona con las percepciones y el intercambio con el mundo circundante, de paso sobrevienen las discrepancias, el miedo, la dimensión de la existencia. Las crisis del individuo que se desentiende con el orden preestablecido.

Pide asirse con lo inefable, con el repaso de los fenómenos, la musicalidad del huir, y al final el redimir de los conflictos. La errabundez del mundo contemporáneo, lo efímero de cada suceso es la base, el contenido pleno de esta voz que escudriña la voluntad de la muerte.

La feroz guadaña endulza sus fauces

 con los niños del subsuelo del mundo

La muerte se agita constantemente en la memoria, reclama en el poeta un dramatismo cardinal, antítesis que pende de los desgarramientos. Sin embargo desde ese realismo inmanente contrasta una esperanzadora posición para rememorar la infancia. Esa infancia de los niños que experimentan el hambre y el abandono. El terror, la irresponsabilidad de muchos, el frío y las miserias.

Otras zonas hablarán de la libertad del hombre en sus múltiples dimensiones. Díganse económicas, raciales, sexuales, sociales y demás. Presencias de fronteras sostenibles por la mediocridad humana. Diríase que este hombre  posee cierta pujanza, una frecuencia irruptora que no se cansa de compartir, de dar, de caminar para sentirse vivo. Veo en este amigo  al emigrante, al Ser que convida al retorno de la bondad humana, a la integridad del hombre que reivindica la miseria espiritual de nuestro tiempo. Sus quejas se agotan en un clima insurgente. No se trata de un discurso pacato, de un trascendentalismo místico ni religioso; piadoso a la usanza de los místicos españoles, sino de ese profundo análisis de las problemáticas más actuales. Sin máscaras ni patrones.

Es simplemente la necesidad de llamar las cosas por su nombre, catalizar la realidad ontológica, la desnuda situación de las sociedades modernas. Es el peso de un yo sobresaturado de los continuos viajes que se identifica con lo que vive o evoca.

 Son los postulados de la memoria, la intimidad con los hechos, estados de sensibilidad, humanismo desbordante. La madurez espiritual de quien rompe los esquemas, las frustraciones políticas, socioambientales. En estos versos se resuelve un agnosticismo, una dualidad, una actitud que subyace frente a Dios, y cuestiona. Su autor es un poseso del naufragio individual y colectivo, absorto en sus aciertos y desaciertos, ensimismado con el acontecer, donde retoma las retrospectivas, capta las miradas forzadas o las expresiones contemplativas. No hace ninguna interpretación de la Historia, ni tampoco desea establecer nuevas premisas para conmover a los lectores.

Aclaro que no estamos en presencia de superficiales posiciones políticas, ni mucho menos religiosas. Son mutaciones o ansias de intercambiar la dialéctica del suceder. En este poemario observo la alteración (visible) de alguien que no se desentiende del dolor humano. Incesantemente percute una alegórica preocupación por lo coetáneo, por lo concreto. Son vigilias, amplia conciencia de todo cuanto queda por reordenar y transformar.

Las ciudades que recorre son paradigmas, firmes reminiscencias de un ir y un regresar al suelo patrio, al hogar, a la maniobra poética, al festejo iluso como único auxilio posible.

Como luces de mi ciudad camino,

nunca ha habido más centrifugas

y a la vez formaron un centro

más integrado en la armonía de sí mismo,

los extravíos emocionales

que dominan la cósmica de mi tiempo

me hacen sentir el absurdo del exilio…

Francisco franquea el exilio natural de los hombres, sin muchas reformulaciones estéticas, ni especulaciones extraliterarias  repudia lo peor de su entorno. La necesidad de un ir más allá donde pueda encontrarse consigo mismo, con el amor y la dicha absoluta que cada poeta suscribe para alentar a sus prójimos. Los anhelos sobreactúan, sin necesidad de hacer un fuerte ejercicio para entender sus inquietudes esenciales. La capacidad de las palabras, el sonido simple para comunicarnos su tristeza.

Su voz antecede al canto. No hay plegarias, solo reafirmaciones, diálogo con la realidad, en este caso, la vivencia corporal, sensorial, más allá de los cimientos infalibles de la materia.  En ellos reconoce el bullicio, el holocausto, la desmesura social, la pesquisa de un precepto cósmico en medio del caos. Encara la lucida condición del hombre que lucha contra la intemperie y solicita un nuevo amanecer.

Su explicitez está poblada de objetos, imágenes, fluctuaciones. La gestualidad se evidencia en el ritmo, en la danza, en el tono que capta cuando nos adentra en la trágica percepción del viajero que no se escandaliza, si no que participa en la aventura y de igual modo se daña.

La densa corporeidad de mi memoria

bulle en el hermoso caldero

donde se cuecen los olores

Encontremos en este poemario una voz iconoclasta que registra las fisuras, las deplorables visiones, la impulsión  de un alma que se accidenta sola.  Asimismo un júbilo, avidez de lejanía, ascendencia y aprehensión para apaciguarse con la poesía. Miremos este  registro de lo citadino. Fotografías, intersticios. Aceptemos su atenuado soliloquio, el arrebato y el regocijo, la iluminación del inconsciente frente a los significados exteriores. Fijemos en estos versos la magia corporal, el viaje intuitivo, el referente cultural, la tragedia de las diarias transformaciones.

Miladis Hernández Acosta.

Princesa de la Poesía cubana.

12 de Noviembre, bajo el crepúsculo del Escorpión.

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp

FRANCISCO MUÑOZ SOLER

Poeta español con una amplia obra publicada en países como España, Portugal, Italia, México, Suecia, Estados Unidos, India, Cuba, Turquía, Perú, El Salvador, Venezuela, Honduras, ha sido traducido al inglés, sueco, francés, portugués, italiano, ruso, turco, árabe, griego, rumano, macedonio, uzbeko, búlgaro, asamés, bengalí y chino.

Críticas Literarias

Viajes Literarios

Otras Páginas