ELOCUENCIA DEL  SILENCIO. Por Antonio Moreno Ayora

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Por Antonio Moreno Ayora

Cuando tenemos aún muy cercano su último libro Poemas selectos-Selected Poems (Costa Literaria, 2017), que sigue a otros dieciocho precedentes, Francisco Muñoz Soler entrega en Caligrama su Elocuencia de silencios-Eloquence of Silence, como comprobamos editado también en edición bilingüe igual que algunos anteriores. Su obra, en realidad, no solo está traducida al inglés, sino en parte y circunstancialmente al árabe, italiano, bengalí, rumano, assamese o alemán; este mismo contenido de Elocuencia de silencios acaba de ser traducido al bengalí aprovechando su presentación en marzo de 2019 en la India, en Calcuta, invitado en el International Literary Meet. Merecimientos le sobran al autor, y por lo que respecta a este Elocuencia de silencios, ha cuajado en un poemario de cinco apartados desglosados en un total de cuarenta y ocho poemas que en general tienen una extensión breve y por ello facilitan la doble lectura en espejo español-inglés.

            En “Una forma de ser y estar en el mundo”, el primero de los apartados, ya comienza el poeta a esbozar sus planteamientos humanitarios, pues en este sentido son definitorios sus primeros cuatro versos: “A veces los poetas, / desde sus incertidumbres, / tienen la tentación de comprender / la condición humana”. Se empieza así teniendo al poeta y su función –“mientras los poetas miran a la tierra”– como centro de pensamiento, e incluso uno de los títulos “¿Qué es ser poeta y por qué serlo?” aclara esa intención de “manifestarme en la palabra / y en los silencios / con belleza y humanismo”. Esto es una oportuna introducción para el siguiente apartado (ya más amplio, de 14 poemas) “En la lucha por la dignidad no hay derrota”, con uno de los poemas iniciales en que de la pregunta ¿cómo vivir? se comenta: “Tan apremiante pregunta / producía silencios elocuentes / que vaciaban de contenido / las señas de convivencia”. Poco a poco se va confirmando un conjunto de mostraciones y evidencias sobre esa mencionada “lucha por la dignidad”, con denuncias referidas, por ejemplo, a esos “valerosos y pulcros / gestores de injusticias”, a quienes se aprovechan de los débiles inmigrantes, a quienes representan “la codicia de las élites”, en contra de todo lo cual es ferviente deseo que “el fracaso abra lugares nuevos / de amor e imaginación / que revierta la mentira”. Hay, por tanto, en estos versos siempre una crítica a comportamientos negativos (mentira, codicia, crueldad, odio) y un deseo de que sean sustituidos por la positividad de individuos “que forjen una revolución / con el coraje necesario / para aplastar la injusticia”. Termina el apartado llamando la atención con el título “Fundamentalismo”, del que se concluye que es “un espanto donde amantes de la muerte / humillan a quienes aman la vida”.

Cuando el lector continúa leyendo en la tercera sección, “Una tierra donde las auroras arrojan canciones mudas”, el mismo titular le adelanta ya la que puede ser la comprensión de los subsiguientes versos, de nuevo indicios de una tierra “donde cultivan desamparo y miseria”. Titulares como “Recorrí caminos descarnados y amargos” o “Mujer mara” y expresiones como “en campos de ocio y cenizas”, “un alarido que impacta como un beso” o “porque el miedo les avasalla”, orientan sin duda hacia paisajes donde prima el dolor y el olvido injusto y, en consecuencia, debieran verse transformados por sentimientos de compasión, de resarcimiento de injusticias, de esperanza de que el mundo “sea espacio de belleza y piedad”.

Pero en nuestro entorno, del que se denuncia que “En los regímenes dogmáticos / ejercer la autocrítica es un suicidio”, opera el sufrimiento con más asiduidad que la calma, la pobreza se doblega ante el poderío y hay desiertos o mares que se convierten en tumbas; un mundo donde la sangre puede derramarse sin compasión alguna: “Seis mil seiscientas personas / murieron en El Salvador en dos mil quince de forma violenta”; “en el corazón de México, unos sicarios han abatido a / balazos a una alcaldesa”. La opulencia desmedida, fuente de tantas desgracias, es también motivo de poemas como “No existe erial más fructífero que el desamparo” o “Aún no amanece y espera”.

El libro evidentemente va haciendo una crónica de lo que llega a denominarse “territorios de todos los olvidos”, por eso en su cuarto apartado “Mi ánima tiene el molde de su luz”, de solo cinco composiciones, el eje discursivo casi único es la ausencia, la indiferencia, la nostalgia de lo vivido, explicables por ejemplo cuando leemos: “Un deseo imposible / acude con su ausencia, / me recorre tejiendo / silencios de caricias”.

Estas páginas de Muñoz Soler, que ha  transitado espacios de tristeza, de desgarro y de denuncia de injustas ante situaciones sociales, parece que quieren concluir con tonos más amables y esperanzados en su última sección por ello titulada “Sentir cada día como un regalo”, compuesta por siete títulos que a pesar de tener ecos de esa mencionada nostálgica ausencia, se perfilan al mismo tiempo como momentos dichosos e ilusionados, pues una vez “superada la zozobra brotarán melodías / urdiendo un conjuro divino”. Hay un deseo de dejar atrás horas tristes que aunque no puedan olvidarse sí dejan ver, a partir de sus enunciados, “sombras de mi alma / desplegadas en recuerdos”; y también ocurre que el presente, con sus pérdidas en relación a otros tiempos pasados, quede nimbado por momentos fugaces de belleza o dicha, que son los que explican afirmaciones del tipo: “que el rumor que presiento sea benéfico” o “detener el tiempo en un lienzo / crea atemporalidad para sentirse inmortal”.

Libro de articulación métrica totalmente libre, aunque aprovechando a menudo la discursividad de amplios versículos, es este de Muñoz Soler que indaga en la dureza, injusticias y desequilibrios sociales, por mor de la inconsciencia y de la indignidad de ciertos estamentos para los cuales –se dice en el poema “El odio seduce”– todo adopta la más absoluta y creíble normalidad, argumentándose que “Los elegantes verdugos no descansan, / acechan a las inmundas víctimas, / discriminan, deshumanizan, ejecutan, / siempre firmes, pulcros, creíbles, / arrastran multitudes con símbolos / y legiones para defenderlos. / No nos engañemos: el odio es bello”. De ningún modo extraña que recientemente Manuel López Azorín haya manifestado que Muñoz Soler es poeta del “Compromiso con la dignidad y libertad de las personas, con la igualdad de derechos, con la tolerancia y el respeto”; ni tampoco que Francisco Javier Rodríguez Barranco (https://sentir-la-diferencia.blogspot.com/2019/04/la-lirica-social-en-elocuencia-de.html?fbclid=IwAR0WN5HGkGJzt_Nfpo6TB7EC3S8UR7Hk-GHv2Iwp3XaYwmFHVFxMN62atP4) haya titulado su artículo de 10 de abril de 2019 “La lírica social en Elocuencia de silencios”.

Se ve que el poeta ha establecido ya un imaginario personal que se afianza cada vez más en sus versos, pues en relación con los de este último libro acude a la mente un comentario que ya Ana Herrera hizo refiriéndose al anterior Latido íntimo –excelentemente prologado por Alberto Torés–, concretando que “De pronto, toda la humanidad del poeta se vuelca en los temas de índole social para denunciar la opresión y la esclavitud del presente, al tiempo que aspira a un mundo irreal de bondad y compasión, recalcando la importancia del pasado y la capacidad del ser humano para transformarse”. Otras palabras que la misma Ana Herrera dedicó a Poemas selectos-Select Poems sirven igualmente ahora, pues sus versos también aquí surgen “hechizados por la belleza de la palabra, la profundidad del pensamiento y la ternura del sentimiento”. Nada que objetar, por tanto, a la afirmación de Rafael Ávila, que en su breve apunte “La poesía de Francisco Muñoz Soler” afirma que “Dentro del panorama poético andaluz (y podría decirse nacional) es Francisco Muñoz Soler un poeta atípico, dotado de una singularidad que hace que destaque de los demás”. Es cierto que sus poemarios así lo van confirmando.

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FRANCISCO MUÑOZ SOLER

Poeta español con una amplia obra publicada en países como España, Portugal, Italia, México, Suecia, Estados Unidos, India, Cuba, Turquía, Perú, El Salvador, Venezuela, Honduras, ha sido traducido al inglés, sueco, francés, portugués, italiano, ruso, turco, árabe, griego, rumano, macedonio, uzbeko, búlgaro, asamés, bengalí y chino.

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